domingo, 11 de mayo de 2008

Prohibido prohibir


En París en mayo del 68 se produjeron hechos que algunos intentan ahora desvirtuar. El nuevo Napoleón, Sarkozy, prometió enterrar su espíritu pero los hechos son tozudos y hoy siguen vigentes muchos principios de aquellos días como "Cambiar la vida, transformar la sociedad" porque la que existe es manifiestamente mejorable.
Tal vez la imaginación no tome el poder, pero al menos podría ser puesta en primer plano. La creatividad como forma de liberación, la comunicación directa, la participación, muchas cosas que en mayo del 68 nos mostraron, siguen siendo aspiraciones legítimas e imaginables.
Tengo muy claro que el movimiento de mayo del 68 fracasó como revolución en virtud de que no se produjo la sustitución radical del viejo orden político. Pero transformó nuestras sociedades, cambió pautas de comportamiento, introdujo nuevos valores, reconoció los derechos de la mujer, la liberalización de las costumbres, la democratización de las relaciones sociales y generacionales, incluyendo la disminución del autoritarismo en la enseñanza.
Quisiera que la "irracionalidad organizada", como llamó Marcuse al sistema que nos rige, dé paso a una racionalidad solidaria. Y aunque el intento sólo haga más feliz a unos pocos espíritus, ya valdrá la pena (siempre que en el camino no se haga infelices a todos los demás). En última instancia, soñar es necesario para estar vivo; mi libertad verdadera pasa por la libertad de los demás, y sólo puedo apoderarme plenamente de mi vida si de paso cambio al menos un poco de este de mundo.