miércoles, 15 de abril de 2009

El Coronel si tiene quién le escriba




El Coronel, encima de Palma, jefe de la COPE está un poco hasta las santas reliquias del mulá y talibán Fedeguico el Glande. El Predicador Turolense se pasó todo un 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República, dando una soflama realmente única: el mulá estrella de la COPE, Federico Jiménez Losantos, dedicó la mitad de su programa a poner de chupa de dómine a la propia cadena COPE para la que trabaja desde los micrófonos de sus propios estudios. Un espectáculo memorable.
la cadena de los obispos ha decidido no renovarle el contrato que vencía el 31 de agosto. Jiménez ha realizado, durante tres horas, un esfuerzo tan arduo para defender la necesidad de su continuidad en la red de emisoras que se le ha olvidado mencionar la causa por la que se le relegaba a la franja horaria nocturna. Él, junto a Pedro José Ramírez, director de El Mundo, han competido contra su propia empresa, la que les paga a ambos -en el caso de Jiménez 1,8 millones de euros por temporada- y le han chuleado a la COPE lo que más necesitaba, una emisora en Madrid, que Esperanza Aguirre le ha concedido a sus dos propagandistas favoritos y le ha negado a la COPE y al Ayuntamiento de Madrid.
El presidente de la COPE, Alfonso Coronel de Palma, llamó al orden a Federico tras su diatriba de tres horas del martes. Otra crítica más a los obispos, a la propiedad, al equipo directivo, a los periodistas “meapilas” y los técnicos le cortarán el micrófono. De inmediato, como por ensalmo, en el programa del miércoles, el lobo se convirtió en cordero. Jiménez dejó de hablar de sí mismo y se dedicó a insultar a su colectivo favorito: el político, actividad con menos riesgos que, por ejemplo, criticar a banqueros y empresarios.
Bertone, Cagnizares, el Coronel de Palma y la biblia en pasta han decidido que este talibán deje de dar admoniciones y le amenazan con hacerle lo mismo que a Girolamo Savonarola y quemarlo en un auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid bajo la atenta mirada de Rouco et Varela. Pero el mulá está más por la pasta y con su amigo Pedro Jeta están dispuestos, bajo las admoniciones de su amigo César Vidal, luterano como Savonarola, a sacar tajada y trincar lo que les gusta: la pasta.
Santos varones estos periodistas mujhaidines y talibanes lo dan todo por nada y seguro que encontrarán otro púlpito para seguir dándonos prédicas y llamando a la Santa Cruzada contra aquellos que osen llevarles la contraria.
Porca miseria.