sábado, 27 de junio de 2009

Durão y el bacalao

Zé Manel es una joya de la política internacional y listo como los portugueses que se enseñorearon de medio mundo, haciendo lo que mejor saben hacer: buenos comerciantes. Después del 7 de junio y visto lo que es la Unión Europea todos han quedado rendidos a la evidencia que marca este lisboeta avispado.

Dicen que durante la campaña electoral de 2002, en Portugal, donde obtuvo la victoria, su esposa Margarida Uva, no sabemos si buena o mala uva, le dedicó un poemita titulado : "sigamos o cherne", aunque el cherne no es nuestro mero, ese apodo le viene al pelo al baranda ex-maoísta y hoy clavero de las más finas esencias de esa Europa que está encantada de haberse conocido.

Como dicen nuestros compadres del otro lado del Atlántico, este es el "mero, mero", el genuino guardián de los paraísos fiscales. La evasión de impuestos a nivel mundial en paraísos fiscales supera los 200 billones de dólares, repartidos entre más de 3 millones de sociedades, fundaciones, o particulares. Esa cantidad de dinero cubriría de forma sobrada el objetivo de la ONU de reducir la pobreza a la mitad para el año 2015.

Los delincuentes de cuello blanco acumulan sus fortunas en paraísos fiscales por el insignificante cobro de impuestos, y sobre todo, por el secreto bancario, que impide que se descubran los titulares de las cuentas. El cliente cuenta con el anonimato y la confidencialidad, tanto de su nombre como de los movimientos que realice en su cuenta bancaria y del origen de sus caudales. En todos ellos existe una restrictiva norma que impide el levantamiento del secreto bancario. ¿Qué pasaría si todas las personas que pagan impuestos trasladasen sus ahorros a paraísos fiscales?. Gibraltar posee una extensión de 4,5 kilómetros cuadrados y una población de 30.000 habitantes. El número de empresas y sociedades en su territorio asciende a más de 28.000. Casi una por persona. Sólo en Luxemburgo, las entidades bancarias manejan activos que superan el PIB de muchos Estados. Liechtenstein posee el doble de empresas que de habitantes. Ejemplos parecidos podrían encontrarse en Mónaco y en el mapita adjunto.

El brasileño Emir Sader afirmaba que la globalización liberal requiere a los paraísos fiscales como la institución familiar tradicional a los prostíbulos como compensación al matrimonio indisoluble, y como vía de escape de las necesidades no atendidas por la esposa. Quizá el problema no radique en los paraísos fiscales, sino en el sistema económico que los permite.

Uno sigue pensando que mientras la izquierda siga dormida, sin ideas, dejando hacer, el mero y sus acólitos: traficantes de armas, drogas o personas, mercenarios de guerra, políticos corruptos, o grandes multinacionales son los visitantes más frecuentes de este tipo de países. La corriente de dinero que circula por sus bancos se estima en números de diez cifras. Esto reduce el dinero ingresado por los Estados mediante impuestos destinados a la educación, la sanidad o la seguridad.


También las figuras públicas y los famosos eligen paraísos fiscales. Es el caso del ex campeón del mundo de automovilismo, Fernando Alonso, quien asegura haberse traslado a Suiza para evitar “el acoso de la prensa”. Su predecesor Michael Shumacher y su sucesor Lewis Hamilton tampoco van muy retrasados en esta faceta. Steffi Graff y Boris Becker no son ajenos a esta moda. Bono, el caritativo cantante de U2 tributa sus ingresos en un paraíso fiscal holandés. Hasta hace poco el Banco Santander ofrecía a sus clientes con mayores fortunas la posibilidad de desplazar su dinero a estos paraísos.

Así es la vida y uno trata de no tragar más sapos, pero vaya que si hay que tragar.