miércoles, 23 de junio de 2010

As Pequenas Memórias


Lembro-me da pobre casa de meu avô José. Do chão de terra que ali pisávamos e que levou anos a conhecer a cor do cimento. O gado que enchia o curral com a chegada dos primeiros ocasos e a espingarda de caçador inveterado à cabeceira. Eram as duas companhias daquele homem espadaúdo e calvo, pouco dado a afectos mas que chamava pelo meu nome de um jeito que nunca descuidei. Como se o estivesse cantando.
Se nos fue el Melrinho, el hombre que nos enseñó que la historia entre España y Portugal estaba escrita con renglones torcidos, que siempre nos aportó su lucidez a una sociedad ciega y avariciosa, pero nos queda su obra y su trayectoria vital, sus convicciones y su obra literaria y humana.
En esa entrevista en 2005, le preguntaron: " Dice usted que no hay democracia sino un poder que está por encima de los gobernantes a los que votamos y que no son, al final, quienes deciden. La pregunta que dan ganas de hacerle al señor, un escéptico que abrazó una ideología que transmitía optimismo histórico es: ¿qué hacer, entonces?-
Saramago le respondió: ¿Qué hacer? Tenemos un ceremonial democrático cada vez más falto de vergüenza: campañas electorales que cuestan ríos de dinero, subvencionadas muchas veces no se sabe por quién o demasiado se sabe por quién; promesas que se sabe de antemano que no se cumplirán; procesos cosméticos del género de un gobierno de un partido socialista, pero no un gobierno socialista. Porque, aquí y en cualquier parte del mundo, el partido en el gobierno podrá llamarse lo que quiera porque va a tener que hacer exactamente la misma política. Una comedia de engaños. No servimos más que para homologar cosas que nada tienen que ver con nosotros, porque no podemos influir en ellas. Aristóteles decía en la Política que en un gobierno democrático bien entendido, el gobierno de la polis, los pueblos debían estar en mayoría, pues son mayoría.
«Começamos a ser o que somos no dia em que nascemos». La mejor prueba es que un hombre que nación en una aldea perdida entre gente pobre y analfabeta puede liberarse del destino que ya le habían adjudicado. Se puede cambiar y él lo cambió y reiteró hasta la saciedad que es preciso que nos cambiemos la vida si queremos cambiar de vida. Y eso lo aplicó a todo.
«Eu considero que, se não somos a criança que fomos, pelo menos a criança que fomos gerou a pessoa que somos». Obrigado filho de José e María da Piedade pela tua vida e a tua obra.